Botón de pausa.
(en inglés al final)
Allí estaban, abrazándose en cuanto ella hubo salido de la celda y él llegaba, tarde y tan aliviado de verla. Era fácil meterse con ellos, y de hecho era mi naturaleza. Y tan tentador, tan sencillo. Pero no me apetecía. Y nadie habló.
Fue por sus ojos. Los de él sobre todo. Parecía feliz y enamorado cuando de él solo conocíamos tristeza. Pero ahí estaba, tanta ternura en unos ojos tan tristes.
Fue en ese momento cuando comprendí que él creía todo lo que decía. Se creía sus palabras, que no se merecía algo así, que el riesgo era demasiado alto para ella por el mero hecho de estar cerca de él, que esa parte de él había muerto. Lo creía de verdad. Simplemente no había podido evitar caer en una trampa que le hacía tan desesperadamente feliz. Tan ingenuamente feliz, y ver su imagen reflejada en las pupilas de ella, y ver qué feliz podía hacerla a ella su mera presencia... Dios, cómo lo adoraba y cuánto le dolía...
Así que no, no dije una palabra. Simplemente no pude. Porque su felicidad se acababa. Él iba a darle muerte. Era consciente, tenía un deber, tenía una tarea mayor que cualquiera de ellos dos, con lo triste que es eso. Y así yo me había vuelto incapaz de robarles siquiera un instante de esos momentos.
Si tan solo hubiera podido dejar la partida en ese momento de plenitud.
Si tan solo la vida tuviera un botón de pausa.
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