I- A world-explorer
Shambala suelta un pequeño zumbido.
E'rika (no Erika. Le hastía aclararlo, pero la pequeña pausa es importante. En su idioma significa algo) roza la punta de su cresta metálica. Shambala se relaja automáticamente.
E'rika se cala un poco más el sombrero, como si quisiera taparse del sol del desierto mejor. En realidad, se muere de vergüenza. Shambala es la única criatura viva capaz de avergonzarla. También es la única criatura viva que ha educado ella, por otro lado.
Siente los enormes ojos de Elytra en ella. Mira al gigantillo. Tiene la forma de un grillo (gigante. Una de sus alas es tan larga como E'rika), la forma de cantar de un rachni y la inteligencia de diez de su especie.
¿Qué me decías? dice Elytra con su canción. Nunca deja de cantar. Si lo hace, muere, o si muere, lo hace, algo así.
—Te decía... que qué hace alguien como tú en un sitio como este.
Elytra alza una antena.
¿Estás flirteando conmigo?
—S... ¡No! —se frota los ojos. La canción se mete en sus tímpanos, incluso cuando no dice nada... o cuando dice cosas tan sutiles que ella no ha aprendido a descifrarlas. —Lo decía porque el desierto no es un buen sitio para un gigantillo.
Le mira las alas. Qué cantarán en esas notas que no dicen nada. Las alas tienen que ser suaves... como una sábana de cristal.
¿Te han contado alguna vez cómo es acostarse con uno de nosotros? dice. Divertidísimo, encima. E... ¿interesado? Porque nunca lo habrías imaginado. Tus sonidos y mi canción. Tu imaginación no puede representarlo.
—No, a ver —E'rika dio una patada a Shambala, cuyos chirridos eran una risita—, yo había venido aquí por…
Se queda en blanco. Entonces Shambala sale disparado.
Las dunas tiemblan un poco, desperezándose, antes de empezar a dejar salir la nube de pájaros.
—¡Coño! —E'rika da un brinco mientras saca la espada. —Por los pájaros.
La bandada se sacude los últimos granos de arena del plumaje y se lanzan en picado contra ellos.
Elytra da una nota interesada a su canción.
Ninguno de tu especie cazaría pájaros por un insecto.
—Qué puedo decir —dice E'rika. Y no dice más.
Elytra nota una pequeña punzada cálida en la raíz de sus antenas. La zona emocional.
Alguien ha entendido la canción.
E'rika (no Erika. Le hastía aclararlo, pero la pequeña pausa es importante. En su idioma significa algo) roza la punta de su cresta metálica. Shambala se relaja automáticamente.
E'rika se cala un poco más el sombrero, como si quisiera taparse del sol del desierto mejor. En realidad, se muere de vergüenza. Shambala es la única criatura viva capaz de avergonzarla. También es la única criatura viva que ha educado ella, por otro lado.
Siente los enormes ojos de Elytra en ella. Mira al gigantillo. Tiene la forma de un grillo (gigante. Una de sus alas es tan larga como E'rika), la forma de cantar de un rachni y la inteligencia de diez de su especie.
¿Qué me decías? dice Elytra con su canción. Nunca deja de cantar. Si lo hace, muere, o si muere, lo hace, algo así.
—Te decía... que qué hace alguien como tú en un sitio como este.
Elytra alza una antena.
¿Estás flirteando conmigo?
—S... ¡No! —se frota los ojos. La canción se mete en sus tímpanos, incluso cuando no dice nada... o cuando dice cosas tan sutiles que ella no ha aprendido a descifrarlas. —Lo decía porque el desierto no es un buen sitio para un gigantillo.
Le mira las alas. Qué cantarán en esas notas que no dicen nada. Las alas tienen que ser suaves... como una sábana de cristal.
¿Te han contado alguna vez cómo es acostarse con uno de nosotros? dice. Divertidísimo, encima. E... ¿interesado? Porque nunca lo habrías imaginado. Tus sonidos y mi canción. Tu imaginación no puede representarlo.
—No, a ver —E'rika dio una patada a Shambala, cuyos chirridos eran una risita—, yo había venido aquí por…
Se queda en blanco. Entonces Shambala sale disparado.
Las dunas tiemblan un poco, desperezándose, antes de empezar a dejar salir la nube de pájaros.
—¡Coño! —E'rika da un brinco mientras saca la espada. —Por los pájaros.
La bandada se sacude los últimos granos de arena del plumaje y se lanzan en picado contra ellos.
Elytra da una nota interesada a su canción.
Ninguno de tu especie cazaría pájaros por un insecto.
—Qué puedo decir —dice E'rika. Y no dice más.
Elytra nota una pequeña punzada cálida en la raíz de sus antenas. La zona emocional.
Alguien ha entendido la canción.
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