Tus principios o tu vida.

Los bucles de su pelo le recordaban al mar.
Los bucles que solo le salían cuando estaba dormida, como si solo entonces el océano se atreviera a desafiarla.
Los bucles que sus hijos habrían heredado, los hijos que habría tenido si no hubiesen heredado su poder. Pero lo heredarían. Por eso no hubo hijos que tuvieran aquellos bucles.
Los bucles que se extinguirían con ella, ella, la última que podría mirar a los ojos al agua y hacerla obedecer como si el agua entendiese de autoridad.
Los bucles cuyas puntas se alzaban hacia arriba, hacia el cielo, imantados cuando ella miraba a la cara a la tormenta y la comandaba.
Imantados hacia la luna.
Los bucles que se quemaron cuando luchó, cuando luchó hasta desgarrarse, por lo que creía y contra lo que amaba. Porque esas historias siempre pasan.
Principios o tu vida.
Los bucles que se cortó, como un signo de victoria, la última vez que miró a la tormenta, la vez en la que el fuego se extinguió y ella cerró los ojos y la tormenta se deshizo en millones de gotas de agua que se estrellaron contra el suelo.
El mar que le arrancó del alma la última batalla. Antes de coger un barco y hacerse a la mar.
Y de su vieja vida de héroe solo quedaron tras ella bucles, sobre la almohada, y la miniatura de un barco, de pequeña, que, aunque ella no lo supo nunca, fue lo que le dio desde el principio todo su poder.

Comentarios

Trece ha dicho que…
Escribes muy bonito, Eri, de verdad. Y con mucha fuerza. Y jope, que a mí si mencionas el agua (el mar, las tormentas), me agrandas el corazón y a mí enterita.
No tardes en volver porque comente o no (es que a veces sólo sé decir tontunas y para eso pues, aunque muy mal por mi parte porque sé que los comentarios nunca están de más (al no ser que sean muymuy feos), es un placer estar aquí y leerte.

13. ♥