Chica vivía en vías de tren

—Dicen que el otro día se mató una chica.
— ¿La conocías? —le dejé en la mesa la taza de té. Le miré. Hablaba perfectamente el holandés y allí estaba, delante de una vajilla de plástico en la que apenas se veían los dibujos de toda una infancia con las piernas cruzadas con la perfección de un nipón.
Descruzó las piernas de repente y me sonrió.
—Aprendí a comer con putos palillos y no sé sentarme bien. Qué mierda. —maldijo, ensanchando su mueca. Le devolví la sonrisa mientras se cruzaba de piernas como yo.
—Sí que la conocía. Chica trenza de raíz. —murmuró.
Deshice un poco la silueta de los dinosaurios, con las uñas. Me dio asco verlas tan mordisqueadas. Me las escondí en el regazo.
— ¿La conocías?
—Se tiró al tren. A las vías. Me acosté un par de veces con ella. Ni siquiera era prostituta. Quiero decir... —me miró. Mis trenzas escolares. —Las chicas que no cobran suelen pasar de mí. Ella me gustaba y cuando se lo dije, lo de pagar...
Ya no evitó la pregunta al afrontar mis ojos. Siguió mirando como si tuviera que pedirme perdón por algo. Al rato, cogí la taza, me la dejé en el regazo sobre la falda de tablas, y me dediqué a desgastarla con mi asco de uñas.
— Le pagué en libras. Ella se tiró a las vías del tren. La chica de la trenza de raíz. Dios... —murmuró.


Comentarios

Lectora azul ha dicho que…
Pobre chica de la trenza de raiz, pero sobre todo pobre chico.
ha dicho que…
Ohh! Y todo esto... madre, no se me habría ocurrido! ME encanta el texto ^^