tal vez aún siga allí, donde da miedo mirar por si no

Ay, a veces creo que podría olvidarme de ella.
A veces creo que podría y entonces llega alguna nota, de las que atrapó entre marfil y nogal y se intercala entre aurícula y ventrículo.
Y ya todo resplandece pero estridente. Ya todo duele y el piano ya solo sabe callarse como una puta. Querría que volviera, a veces querría matarla y a veces ahogarme en cada deje de sus dedos cuando extrañaban las teclas y en su lugar me pulsaban a mí. Magistrales.
Ventrílocuo me hice para sus melodías desgastadas pero son sus ecos los que me laten a mí. Como si alguna vez pudieran rehacerse sus dedos y elegir si teclas o la mía. Y mis ganas de recorrérmela no salieran perdiendo.

Comentarios

- ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
- ha dicho que…
Empiezas el texto con delicadeza, con una dulzura melancólica... Y de pronto, en el tercer párrafo es como si te inundase la rabia, como si clavaras las palabras en el papel, como arañando los recuerdos.
<3
Andrea ha dicho que…
Pero no, uno no puede olvidar tan fácilmente…
Y menos cuando lo que queremos olvidar no quiere ser olvidado.
Löva ha dicho que…
Andii* tiene razón. A veces nos aferramos a esos viejos recuerdos porque simplemente no queremos crear nuevos recuerdos. Pero algún día hay que hacerlo y cuando se hace, una/o se siente más libre.

Abrazo
explosivo.