The death of you & me.

 
Dicenque tu ropa parcheada siempre se clavaba.
Como la pobreza de esos ojos perdidos tuyos, sabor a ácido y balas.
Que uno va andando por la calle y piensa en ti en cuanto ve algo raído, desgastado
(como tu cuerpo, gastado de tantas veces que fue recorrido).
Me echabas la culpa cuando no tenías a tus padres cerca. No, nunca me cansé de comerme sus golpes. Y duele más confesarlo de lo que dolió verlo. Ella fue la que se cansó de mí.
El paraguas balanceándose en su muñeca, perdido, al filo del abismo. Empapado pero tú tenías más barro y agua encima de las curvas vertiginosas cansadas de bailar al sexo conmigo.
Por no haber querido volar conmigo, por vértigo, por miedo, por ganas de morirte joven y dejar un cuerpo frío, joven o viejo, quémásda.

Porque te gustaba morder fuego y acabaste escaldada, aunque demasiado fría bajo tierra para que me oyeras decir el mojado «te lo dije», supongo.

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