Nebla

Las manos frías, el vaho en las cristaleras y las hojas aculándose en las aceras tendría que haber sido suficiente señal de que llegaba el otoño.
- Pero a ti no te bastaban señales de otoño, ¿verdad?, querías devorar los copos de invierno - murmuraba yo con los labios secos.
  Lo cierto es que algo en mi interior me lo decía, siempre supe que había algo, algo que nunca nos dejaría, algo que se interpondría entre ambos hasta que alguno de los dos se cansase y abandonase el barco. 
 Algo que pudiese retenernos a medio camino entre otoño y noviembre eterno para poder volver si nos daba miedo devorar diciembre. El hilo de Teseo. Las migas de Gretel. El ancla perfecta. Cuando llegó el invierno me acobardé, tuve miedo y tiré del hilo, seguí las migas. Pero tú no volviste conmigo, te quedaste allí, a lo lejos con el ancla echada mientras yo volvía a tierra nadando en un frío y punzante mar de bellos recuerdos.
- Algún día te olvidaré y entonces... Entonces igual pueda dejar de morir y comenzar a vivir. Entonces tal vez pueda volver a amar.
  Cerré los ojos y perdí tus brazos y salí del vaho de los cristales y noté que el suelo cedía bajo mis pies y sonreí con amargura. Sonreí porque supe que aquello era el fin, que ése era nuestro colapso personal, que ya no éramos uno y nunca volveríamos a serlo.
- Pero nunca... Nunca es demasiado tiempo. - creo que conseguí quebrar la realidad un instante y entreverte entre la niebla. O tal vez fue el alcohol, fiel compañero que suple tu ausencia estos días fríos que se clavan como cuchillos.

Los brazos en cruz y te echo de menos desnuda a mi espalda, cuando te acercabas con pies de plumas y me enredabas en tus alas y susurrabas...
Charlie - Clío
la continuación en ( thehollowintime )
(siempre es un placer escribir con mi charlie preferido
y siempre me quedo con la sensación de que es perfecto, talvezsomosmagia :)