Él se marchó dejándole los inviernos vacíos, los otoños secos y los veranos empapados en sal y llantos. Se fue, cruel, en silencio, irrompible, inalcanzable. Le robó las ganas cuando se arrojó por el precipicio, como si supiera el vértigo que tenía y así no fuese a seguirle, no hasta el fin del mundo, como le había prometido. Sí, se lo había prometido. Porque una promesa es lo que susurran los ojos cuando abrazan bajo la luz de mil luciérnagas en la otra punta del fin del mundo.
¿El problema? Que el amor nos hace echar a volar, que él le vio saltar, impotente, powerless, pero no se quedó a ver lo poco que brillaba el sol a solas.
Qué vértigo ni qué otras patrañas. Sus ojos, incontenibles, prometieron seguirla allá a donde fuera,
y eso hacía, se repitió mientras saltaba tras ella con su sonrisa inconfundible.



Comentarios

Carlos ha dicho que…
Me encanta esta idea del amor, de seguir ciegamente a esa persona.

Besos desde el hueco.
Jêv. ha dicho que…
muchos lo llamarían loco pero quién sabe... cada uno ama de una manera diferente. (me encanta el principio. y la palabra patraña)
Andrea ha dicho que…
El amor te hace cometer locuras, pero son de esas locuras que te sacan una sonrisa y jamás te arrepientes, me encanta que no haya roto su promesa.
Y la canción, es hermosa.

(ositos
de goma)
Erika M ha dicho que…
Una entrada preciosa. Haríamos cualquier cosa por amor ¿no?
Un beso enorme. :)