enred(ad)os.
Se abraza a sí misma, desnuda.
—Una música y un ilustrador de novela negra. —murmuró ella. —Tú y yo sólo peleamos. No tenemos nada en común, salvo cosas opuestas por las que discutir. Yo ni siquiera sé dibujar.
Vero se limpia la primera lágrima, tan débil como de costumbre, se dice. Él se escapa de las sábanas, se envuelve en la bata de ella y coge el lápiz del escritorio.
Sus manos vuelan. Siempre vuelan. Es tímido, indeciso, inseguro. Hasta que a alguien se le ocurre darle algo con lo que dibujar.
—Te acostaste con ella. No te creí capaz... —se echa la sábana por los hombros. —Mira tú por dónde, no dejarás de sorprenderme.
Él sabe que ha captado su atención. Sacude rápidamente la cabeza.
—No vamos a hablar de eso.
—Ya, cla...
—Shh —chista él rápidamente.
Ella se envuelve en las sábanas para acercarse a él.
—Para empezar a dibujar, primero tienes que trazar la línea base.
—Por favor, ahora no...
—Sh.
—Acabamos de acostarnos y tú...
—Yo intento que dejemos de discutir.
La mira fijamnete. Le tiende su mano, le ofrece el lápiz.
—¿Eso no basta? —insiste. —¿De veras? Déjame sacar fuera toda la magia que te tortura dentro. Vamos a poner el punto de inflexión a nuestras peleas.
Las manos se entrelazan, débiles, temblorosas, pero no se dejarán ir fácilmente.
—¿Ves? La línea se hace así...
—Una música y un ilustrador de novela negra. —murmuró ella. —Tú y yo sólo peleamos. No tenemos nada en común, salvo cosas opuestas por las que discutir. Yo ni siquiera sé dibujar.
Vero se limpia la primera lágrima, tan débil como de costumbre, se dice. Él se escapa de las sábanas, se envuelve en la bata de ella y coge el lápiz del escritorio.
Sus manos vuelan. Siempre vuelan. Es tímido, indeciso, inseguro. Hasta que a alguien se le ocurre darle algo con lo que dibujar.
—Te acostaste con ella. No te creí capaz... —se echa la sábana por los hombros. —Mira tú por dónde, no dejarás de sorprenderme.
Él sabe que ha captado su atención. Sacude rápidamente la cabeza.
—No vamos a hablar de eso.
—Ya, cla...
—Shh —chista él rápidamente.
Ella se envuelve en las sábanas para acercarse a él.
—Para empezar a dibujar, primero tienes que trazar la línea base.
—Por favor, ahora no...
—Sh.
—Acabamos de acostarnos y tú...
—Yo intento que dejemos de discutir.
La mira fijamnete. Le tiende su mano, le ofrece el lápiz.
—¿Eso no basta? —insiste. —¿De veras? Déjame sacar fuera toda la magia que te tortura dentro. Vamos a poner el punto de inflexión a nuestras peleas.
Las manos se entrelazan, débiles, temblorosas, pero no se dejarán ir fácilmente.
—¿Ves? La línea se hace así...
Comentarios
Un beso enorme bonita!
Me pregunto que sacarás de esta intrigante pareja…
No los entiendo… ella le tiene una extraña confianza que él traiciona y ella sigue con el…
Algo debe tener, y me intriga.
Publica pronto más de ellos (:
(ositos
de goma)
Besos agridulces♥ Muy linda entrada, Clío.