( sin derecho a finales felices).
—¿Cómo sabes si amas a alguien?
Al oír la pregunta, se despereza como un gato y ladea un poco la cabeza. Hace mucho tiempo que a Laura dejó de importarle ese tic suyo.
Con tal de que siga mirando el mundo con esos ojos plagados de nubes.
—Supongo que es cuando sólo te importa abrazarla fuertefuerte para que no te deje. Cuando estás a gusto con ella aunque el mundo se desmorone alrededor.
—Creo que estoy enamorada de ti, Gabriel.
El prolongado suspiro le deja los pulmones totalmente vacíos y procura no mirarla de reojo. Sus pupilas negras siempre le hacen pensar, pensar demasiado.
—Lo sé...
—Sé que tú también me quieres —musita, rápido—. Así que, ¿cuál es el maldito problema?
—El problema es —la mira con fijeza— que hemos visto demasiadas personas romperse en pedazos por el amor como para creer en él.
—Demuéstrame que nos equivocamos. —contesta ella, resuelta.
—Demuéstrame que tienes valor para intentar lo que crees perdido. —replica Gabriel sin mirarla.
El silencio es suficiente respuesta. Vacía sus pulmones otra vez.
—Es difícil creer, pero creer es la clave. Y lo nuestro nunca fue la jodida fe. Tal vez sea eso lo que nos quitó el derecho a los finales felices.
Al oír la pregunta, se despereza como un gato y ladea un poco la cabeza. Hace mucho tiempo que a Laura dejó de importarle ese tic suyo.
Con tal de que siga mirando el mundo con esos ojos plagados de nubes.
—Supongo que es cuando sólo te importa abrazarla fuertefuerte para que no te deje. Cuando estás a gusto con ella aunque el mundo se desmorone alrededor.
—Creo que estoy enamorada de ti, Gabriel.
El prolongado suspiro le deja los pulmones totalmente vacíos y procura no mirarla de reojo. Sus pupilas negras siempre le hacen pensar, pensar demasiado.
—Lo sé...
—Sé que tú también me quieres —musita, rápido—. Así que, ¿cuál es el maldito problema?
—El problema es —la mira con fijeza— que hemos visto demasiadas personas romperse en pedazos por el amor como para creer en él.
—Demuéstrame que nos equivocamos. —contesta ella, resuelta.
—Demuéstrame que tienes valor para intentar lo que crees perdido. —replica Gabriel sin mirarla.
El silencio es suficiente respuesta. Vacía sus pulmones otra vez.
—Es difícil creer, pero creer es la clave. Y lo nuestro nunca fue la jodida fe. Tal vez sea eso lo que nos quitó el derecho a los finales felices.
Comentarios
me encanta, Laura con su fe (sin ser fe) y Gabriel con su desespereanzada esperanza :)
sigue escribiendo, que tus palabras siempre me sacan una sonrisa ^.^
Sonrisas espolvoreadas!
Un beso de esquimal
P.D. Tiene muy buena pinta
que se amen con locura contra todo pronóstico.
Un beso enorme bonita :)