Pasaje al paraíso
—Esta puerta cruje un poco —gruñó su hermana.
—El lugar tiene mucho encanto —replicó la dueña del local.
—La madera está vieja.
—Está muy bien situado.
—¡Es imposible aparcar aquí!
—Está orientado al norte, hay muchas horas de sol...
—En verano será un horno.
Los tacones de Isabela recorriendo el parqué estropeado les acallaron mientras ella respiraba hondo. Mientras resipraba el aire lleno de un fino polvo, del olor de los libros y el aroma semicamuflado de un café cercano.
—En verano será perfecto. Como ahora. —zanjó ella, con una sonrisa asomando a sus labios.
—Pide mucho dinero, Isabela —exclamó la hermana pequeña.
Pero Isabela estaba perdida desde que traspasó la puerta de cristal y sus pulmones se empaparon del aroma del café contiguo.
—Yo no pienso ponerle un precio al paraíso. —contestó.
Comentarios
Y claro que no se puede poner precio al paraíso, amo la foto *-*
y el lugar suena como de ensueño, es genial.
Sonrisas espolvoreadas!
Ya tengo ganas de entrar y que nos conteis las historias que encierran sus paredes :)
Un beso enorme bonita
Es requetegenial, ya puedo imaginarlo :]
Besos desde el café San Francisco
es decir, desde al lado