Dragones y princesas.
—...Y entonces el dragón, con sus grandes alas blancas y negras, protegió a la princesa de la malvada bruja... En ese momento llegó el príncipe a luchar por su princesa. La bruja le atacó, y la princesa y el dragón, al verle en peligo, ¡empuñaron garras y espada y juntos derrotaron a la bruja para siempre!
—¡Bieeen! —chilla el niño con euforia. La madre sonríe.
—¡Guille, déjame acabar! La princesa preguntó el nombre del príncipe. "Me llamo Fran, pero por vos renunciaría a mi nombre y mucho más"...
—¡Como papá, mamá!
—Ella respondió: "Vuestro nombre es lo que menos me importa. Me importa vuestro corazón, que ha de ser muy grande para acoger en él a una princesa sin modales, sin vestidos, sin castillo y con un dragón en el alma". Y el príncipe, sin encontrar mejor respuesta, se acercó a ella y la besó.
—Oh... —murmura el pequeño sobrecogido.
—El príncipe y la princesa se casaron y crearon un palacio con un hechizo que lo hacía invisible a los ojos de todas las brujas malas del mundo. Convertidos en rey y reina, en su castillo tuvieron a un principito, Guillermo, muy guapo y mucho, mucho más listo...
—¿Y fueron felices para siempre? —dice él, ojiplático.
La madre cierra el libro perdiendo la sonrisa.
—Te diré un secreto, Guille. El rey y la reina no siempre fueron felices. Hubo momentos muy, muy tristes. Pero tuvieron tantos alegres que nunca jamás abandonaron su castillo secreto. Y nunca jamás lo abandonarán.
—Mamá...
—Dime.
—Tú eres la princesa, ¿a que sí?
Ella sonríe con una mirada luminosa y cierra un cuento que aún no tiene final y que ni siquiera ha hecho ademán de leer. El pequeño sonríe también. Ve sin problemas las alas blancas y negras que protegen a la princesa y su principito de todas las brujas malvadas.
—No digas disparates, Guille. —murmura la madre, revolviéndole el pelo.
—¡Bieeen! —chilla el niño con euforia. La madre sonríe.
—¡Guille, déjame acabar! La princesa preguntó el nombre del príncipe. "Me llamo Fran, pero por vos renunciaría a mi nombre y mucho más"...
—¡Como papá, mamá!
—Ella respondió: "Vuestro nombre es lo que menos me importa. Me importa vuestro corazón, que ha de ser muy grande para acoger en él a una princesa sin modales, sin vestidos, sin castillo y con un dragón en el alma". Y el príncipe, sin encontrar mejor respuesta, se acercó a ella y la besó.
—Oh... —murmura el pequeño sobrecogido.
—El príncipe y la princesa se casaron y crearon un palacio con un hechizo que lo hacía invisible a los ojos de todas las brujas malas del mundo. Convertidos en rey y reina, en su castillo tuvieron a un principito, Guillermo, muy guapo y mucho, mucho más listo...
—¿Y fueron felices para siempre? —dice él, ojiplático.
La madre cierra el libro perdiendo la sonrisa.
—Te diré un secreto, Guille. El rey y la reina no siempre fueron felices. Hubo momentos muy, muy tristes. Pero tuvieron tantos alegres que nunca jamás abandonaron su castillo secreto. Y nunca jamás lo abandonarán.
—Mamá...
—Dime.
—Tú eres la princesa, ¿a que sí?
Ella sonríe con una mirada luminosa y cierra un cuento que aún no tiene final y que ni siquiera ha hecho ademán de leer. El pequeño sonríe también. Ve sin problemas las alas blancas y negras que protegen a la princesa y su principito de todas las brujas malvadas.
—No digas disparates, Guille. —murmura la madre, revolviéndole el pelo.
Comentarios
(un beso muy dulce)
[todas las princesas tienen dragones en el cuerpo]
me encanta Guille!
y la madre tiene razón, no siempre "felices para siempre" sino, lágrimas y tristeza también u.u
y me encanta la imagen :)
Sonrisas espolvoreadas!
Y segundo, Guille me ha encandilado el corazón, con su inocencia, pero más aún, el cuento. Vivo por los finales así de felices.
(achuchón pequeña Clío)
Precioso, simplemente precioso. El niño más mono no puede ser <3
Un beso
Un beso enorme bonita (me encanta la foto del océano!)
Un beso enorme :D