Crisis de milagros. (III)

lahistoriaempiezaaquí

Un trozo de muérdago medio caído marca la ventana tras la que el espíritu de la nieve es incapaz de entrar. Los últimos ecos navideños amenazan con evaporarse, la Navidad agoniza.
Las manos de Mónica no pueden disimular un ligero temblor cuando aporrean la puerta. Miguel, ojeroso, abre con parsimonia.
—Feliz año. —sonríe amargamente.
Mónica franquea la puerta y se sienta ante la mesa puesta. Despacio, Miguel se sienta enfrente de ella. Mónica es la primera en atreverse a levantar las pupilas.
—Entonces, ¿qué? ¿No hay una nueva oportunidad para nosotros? ¿Ni siquiera como milagro navideño?
—Estamos en crisis —se encoge de hombros—. Los milagros escasean.
Mónica insiste con los ojos y Miguel, finalmente, consiente en devolverle la mirada.
—Sé lo que hiciste con Alejandro, Mónica.
—¡Eso es mentira! —masculla ella. —¡Yo jamás tuve nada con él!
—No. —asiente Miguel. —Eso es cierto. Tuve que enterarme de lo que pasaba por tus ojos. Lo cual es mucho peor.
Esa vez, es él el que aguanta los ojos firmes, mientras Mónica agacha la cabeza. El dolor de la traición late en los dos corazones por igual.