Equalité, fraternité, liberté.

 —Eres mi jodido juguete.
La bata es el mejor emblema que luce ese hombre. Su orgullo, su fortaleza.
Da una vuelta y vuelve a encararse con el autómata, furioso.
—¡Has sido ideado para matar a quien yo diga!
—S í. —replica la voz forzada del autómata.
—¡Nada de síes! ¡Dejaste viva a aquella mujer...! ¿¡Cómo voy a fiarme yo ahora de ti, si no haces lo que te ordeno!? ¡Te limitas a responder que no quieres!
El mecanismo que hacía las veces de cerebro se iluminó y el autómata sonrió. Una sonrisa fría, letal, la que había aprendido de su creador a base de verla.
—S í q u i e r o m a t a r.
El hombre retrocede, intimidado por el brillo homicida que lucen sus ojos.
—Sabes que tu vida me pertenece. Si me matas, morirás también. —advierte mientras su espalda se topa con la pared.
El androide dice una cosa más antes de abrazar su cuello.
—P r e f i e r o m o r i r q u e v i v i r b a j o t u y u g o.

los Años de Bohemia poseen un nuevo fantasma: nuestro letal Jamï. ¡léelo!