La ley del magnetismo
Prometimos nunca dejarnos ir. Lo tatuamos en los árboles, dejamos el sabor agridulce del juramento empapado en el aire.
Y aquí estoy yo, con mi tristeza bebiendo lluvia, los párpados plegados con fuerza, los dedos cruzados mientras descansan sobre la sucia calzada. Dejo que mi pelo se impregne de toda la vida que ha corrido sobre ruedas de goma por el mismo punto sobre el que descanso yo ahora, un camino que ya no conducirá a nadie más, un paso ya muerto,
exactamente igual que yo.
No nos engañemos, porque seguiré soñándote cada noche al apagar la luz, aún me engañarán los pájaros cuando vuelen lejos de mí, igual que hiciste tú. Poco hizo falta para alejarnos, pero es que mi corazón se empeña en no entender nada de física: sólo le gusta la ley del magnetismo, esa de atraernos, de pegarnos hasta tener que bucear en la boca del otro para hallar el aliento, de fundirnos como dos gotas aunque nos estrellemos contra el suelo.
No pienso moverme, si me levantara acabaría hundido en tu pecho, y ahora ya sé que ahí es donde guardas -bien escondidas- las cien cuchillas que luego clavas con maestría en el corazón que late con sólo infundirle tu aliento.
Y lo peor es que, si abriera los ojos y por alguna broma divina viera tus ojos tatuados en el cielo, olvidaría que estoy aquí.
Y aquí estoy yo, con mi tristeza bebiendo lluvia, los párpados plegados con fuerza, los dedos cruzados mientras descansan sobre la sucia calzada. Dejo que mi pelo se impregne de toda la vida que ha corrido sobre ruedas de goma por el mismo punto sobre el que descanso yo ahora, un camino que ya no conducirá a nadie más, un paso ya muerto,
exactamente igual que yo.
No nos engañemos, porque seguiré soñándote cada noche al apagar la luz, aún me engañarán los pájaros cuando vuelen lejos de mí, igual que hiciste tú. Poco hizo falta para alejarnos, pero es que mi corazón se empeña en no entender nada de física: sólo le gusta la ley del magnetismo, esa de atraernos, de pegarnos hasta tener que bucear en la boca del otro para hallar el aliento, de fundirnos como dos gotas aunque nos estrellemos contra el suelo.
No pienso moverme, si me levantara acabaría hundido en tu pecho, y ahora ya sé que ahí es donde guardas -bien escondidas- las cien cuchillas que luego clavas con maestría en el corazón que late con sólo infundirle tu aliento.
Y lo peor es que, si abriera los ojos y por alguna broma divina viera tus ojos tatuados en el cielo, olvidaría que estoy aquí.
Comentarios
"porque seguiré soñándote cada noche al apagar la luz" Esta frase me ha enamorado no, lo siguiente <3
(un beso :)
Un beso
Que bonito!!
"ahí es donde guardas las cien cuchillas que luego clavas con maestria en el corazón..."
Un beso Rom, tus textos empapados de realidad sí que me quitan el aliento ^^
Tus palabras tienen fuerza, me han llegado al corazón.