Silvestres en bosques de metal.
Somos criaturas salvajes. Lo fuimos en origen, como todo lo que nos rodea, y seguimos siéndolo. Ya no podemos recordarlo, pero lo que hemos vivido durante mil años puede más que lo que hemos vivido durante todas nuestras vidas. A todos nos apetece alguna vez ser un animal. Todos hemos querido en algún momento abandonar las urbes, dejar los edificios, volver a los árboles, o al campo, a lo que sea. Perder el humo, el ruido, las bocinas, las sirenas, poder tragar aire sin que pase un coche por delante y engullas todo su maldito CO2, que no haya estereotipos, que nadie espere nada de ti, que seas libre sin que nadie te dicte qué hacer, solos tú y tu instinto. Algunos lo saben porque lo sienten, otros lo han leído. Todos lo hemos pensado alguna vez. Yo soy una de esas pruebas vivientes.
Yo, que he vivido en LA urbe, en Madrid, toda mi vida,
a estas alturas,
cada vez que veo anochecer sigo esperando a que salgan las estrellas.
Yo, que he vivido en LA urbe, en Madrid, toda mi vida,
a estas alturas,
cada vez que veo anochecer sigo esperando a que salgan las estrellas.
Comentarios
Totalmente deacuerdo con el último párrafo.
(¿te cuento un secreto? Yo también espero cada noche a las estrellas)
(plumas de águila)
Todavía queda esperanza ;)
Yo también espero ver las estrellas por la noche (sabiendo que no va a pasar)