Genios.

      Siempre supe que me enamoraría de un genio.
      No es orgullo, ni pretensión por mi parte. Es real. Entended primero qué es un genio para mí. Porque, viendo una serie de esa clase, leyendo una novela negra, con una película policíaca... con todo eso, viendo al típico genio, al atormentado, se me encogía el corazón, me echaba sobre el borde de la silla hasta casi caerme. Y lloraba con y por él, sufría, reía, y sobre todo lloraba, abría los ojos como platos y casi no respiraba, me ahogaba de la emoción, o de la lástima.. No, no lástima, de la pena, de la más honda tristeza que un ser humano puede llegar a sentir, conectando con un personaje que ni siquiera existe. ¿Verdad?
      No sería capaz de amar jamás otra cosa que eso, porque me comprendería, y viceversa.
      Las almas atormentadas, esas que ríen como las demás hasta que alguien sabe ver dentro del brillo de sus ojos, todo el dolor, la tristeza, la ira, el enorme vacío que ha dejado la felicidad.
      El tiempo me dará la razón. Ya lo veréis. Porque, muchas veces me convenzo a mí misma, que de otra manera, el Amor no sería suficiente. Para mí, no sería Amor.
      Supongo que me deja con menos oportunidades de ser feliz, ir con eso preconcebido, pero, bueno, mala suerte. Porque no, aún no he probado mi teoría, no ha llegado aún el momento. Llegará.