CAro DAta VERnibus

Su furia siempre es heladora.

Por eso, que ahora parezca tan fría y altiva sólo es una mala señal para él.

―¡¿Cómo has podido dejarme tan en ridículo?! ―estalla al fin, chillando histérica. Uh, que grite tanto a la primera es que es mucho peor de lo que él temía.

Los ojos de ella son dos ascuas, que a él no parecen asustarle.

―Estoy cansada de que no quieras ir a ningún sitio conmigo, que para ti la vida sea estar sentado ahí, en silencio, viéndote morir. ―confiesa. Coge su mano y le mira fijamente. ―A veces querría dejar todo esto, porque yo estoy viva, ¿entiendes?, y necesito ciertas cosas. Pero mirándote...

Se interrumpe para acariciar su pelo lacio y apagado. Busca sus ojos mientras sonríe: ella tiene una sonrisa bonita.

Un cadáver le devuelve la mirada desde sus cuencas vacías, desde unos ojos inexistentes consumidos por la putrefacción. La piel de su rostro se ha vuelto apergaminada y ennegrecida, fruto del paso del tiempo en un cuerpo muerto.

El cuchillo que acabó con su vida aún sale de su pecho. Ella acaricia su mango con sus uñas recién pintadas. Recuerda vagamente una vieja discusión que se volvió demasiado violenta...

Sacude la cabeza y le sonríe.

―Te perdono si al próximo baile vienes conmigo. ―murmura. Se inclina para besar dulcemente su frente. ―Cada día estás más guapo, cariño... No sé por qué te niegas a que la gente te vea.

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la sorpresa que empezaba por "no", próximamente, lo prometo ^^