metHaSoñadoContigo: fallo
sí, ya ha acabado. ha sido un poco desastre, pero ha sido el primer y tímido intento... tengo parte de culpa, como yo sigo en mi casa en semana santa se me olvida que el resto del mundo sí se va. ^^
sinceramente, ha merecido la pena, porque las dos ganadoras (mandarina fruitti de el mundo es un lugar para soñar y srta.while desde La pArís del 93) han escrito dos textos que me han calado hondo (:
primero (porque fue más rapida que tú, While) mandarina fruitti. su texto se llama
Fotografía
Ella tiene tres años.
Acaricia despacio la foto. Desliza sus deditos chiquitines sobre la imagen, sus manos apenas pueden abarcarla. Y eso que no es más grande que la palma de la mano de su padre. Después, aunque sabe que lo tiene prohibido, se alarga desde la cama y coge el marco de la mesilla, lo abraza y lo acuna con mimo contra sí.
Lleva casi un año haciéndolo, desde que su lengua le permitió preguntar quién era la mujer retratada.
La abuela. No la que conoce. Una sin arrugas. Sin preocupaciones. Cuando su pelo era rojo y caían en ondas sobre los hombros.
No sabe porqué, pero le encanta esa foto, en color sepia, desdibujada. Con el leve filtro de las fotos antiguas que le da un aire de inocencia, tal vez melancólico. Pero esa foto le produce una inexplicable felicidad.
Por la sonrisa. La abuela sonreía. Una sonrisa feliz, emocionada como no se ve en las fotos de estudio. Porque, y esto lo sabe porque su padre se lo dijo aupándola con una mano y sosteniendo la foto lejos con la otra, el abuelo era fotógrafo.
Por eso la abuela sonreía.
Por eso coge todos los días la foto, se acurruca con ella y sueña. Sueña con el día que pueda tener una foto como esa. Tan guapa. Tan elegante. Y con esa sonrisa.
Sueña con encontrar la persona que le haga sonreír a la cámara de esa manera solo con ponerse detrás.
Acaricia despacio la foto. Desliza sus deditos chiquitines sobre la imagen, sus manos apenas pueden abarcarla. Y eso que no es más grande que la palma de la mano de su padre. Después, aunque sabe que lo tiene prohibido, se alarga desde la cama y coge el marco de la mesilla, lo abraza y lo acuna con mimo contra sí.
Lleva casi un año haciéndolo, desde que su lengua le permitió preguntar quién era la mujer retratada.
La abuela. No la que conoce. Una sin arrugas. Sin preocupaciones. Cuando su pelo era rojo y caían en ondas sobre los hombros.
No sabe porqué, pero le encanta esa foto, en color sepia, desdibujada. Con el leve filtro de las fotos antiguas que le da un aire de inocencia, tal vez melancólico. Pero esa foto le produce una inexplicable felicidad.
Por la sonrisa. La abuela sonreía. Una sonrisa feliz, emocionada como no se ve en las fotos de estudio. Porque, y esto lo sabe porque su padre se lo dijo aupándola con una mano y sosteniendo la foto lejos con la otra, el abuelo era fotógrafo.
Por eso la abuela sonreía.
Por eso coge todos los días la foto, se acurruca con ella y sueña. Sueña con el día que pueda tener una foto como esa. Tan guapa. Tan elegante. Y con esa sonrisa.
Sueña con encontrar la persona que le haga sonreír a la cámara de esa manera solo con ponerse detrás.
…………
Él
tiene ocho años.
Maldice por lo bajo con palabras que todavía
no se le permite utilizar mientras recoge los cristales de la alfombra
intentando no cortarse. Por lo menos el balón no se ha pinchado. Pero ahora le
urge esconder el marco, los cristales y la foto, antes de que se descubra el
estropicio.
Todavía es joven para darse cuenta de que
tendrá que confesar por sí mismo, pero sabe que su hermana se chivará.
Nunca aguantará a las niñas, solo saben liar
las cosas, piensa mientras coge la foto, caída boca abajo. Le da la vuelta. La
mira dos veces.
Su madre está muy guapa, aunque nunca se ha
fijado. La rutina de verla años en el salón
ha hecho que no se fijara. Hasta ahora.
Pero el viento le quita el pelo de la cara,
lo sacude a sus espaldas y a pesar de estar en un leve contraluz, se aprecia su
sonrisa radiante.
Él sabe lo que le gusta a su padre sacar
fotos cuando no lo esperan. Luego sigue una retahíla de reniegos, pero los
resultados suelen ser esos. Alegres. Espontáneos.
Y, por un momento, piensa que tal vez,
alguna vez, no le importe tener una chica cerca si, cuando la llama, ella se
gira con esa sonrisa.
El ruido de las llaves en la cerradura le
hace volver a la tierra. Y sin embargo…
Algún día querrá sacar esa foto.
y aquí llega while desvelando un poquito más del origen de Ru:
Y no pudo disparar
La pistola cae de sus manos y aterriza estrepitosamente al
suelo, estaba vacía, pues la última bala terminó hundida en el suelo. De
rodillas, con las manos posadas en este, hincando las uñas –enrabietada.-, y
los ojos llenos de lágrimas, estaba Ru.
– Ru – apenas un susurro sale de entre los labios
de Hermes - ¿Q-Q-Qué? – las palabras se encajan en su garganta, pues jamás
creía que iba a ver a Rumanía llorar, ella, que era la mujer con una fortaleza
más dura que el diamante; y, sin embargo, estaba frente a él, partida en dos,
con los ojos empapados de dolor.
El silencio cae sobre los dos como una losa, provocando que
en toda la estancia solo se oigan los pequeños sollozos de Ru. Esta, tras
varios minutos, se yergue sobre sí misma para coger la pistola a la vez que se
dirige hacia la puerta de la extensa oficina abandonada.
– Rumanía...
– Hermes, ya nos veremos – abre la puerta.
– ¡No, espera, Ru! – este corre hacia ella de
forma precipitada.
– Hermes, no podemos seguir así, hace tiempo que
debería de haberte matado, es más, hoy había quedado contigo en este sitio para
hacerlo – suspira - ¡Pero no puedo, joder! Eres el primer hombre que ha
provocado que sea una puñetera landa, y vas a ser el último.
– Rumanía, no hagas esto.
– ¡Cállate! – las lágrimas vuelven a salir de sus
ojos chocolateados – No quiero volver a verte, no vuelvas a buscarme, no
pienses en mi, ni me mires, ¡ni nada!
– Ru.
– ¡¡Cállate!!
– ¡No, joder! – Hermes cierra la puerta de golpe y
acorrala a Rumanía entre sus brazos – Estoy harto de que tu puñetero orgullo
sea lo más importante, ¿¡Por qué te haces esto, eh!?
– Hermes...
– Hermes...
– Te quiero, Ru – el corazón de ella se encoge –
Eso no va a cambiar.
– Pues lo siento mucho, pero mis sentimientos han
cambiado.
– Sé que mientes, pero también sé que lo haces
porque me quieres demasiado – la suelta
– Ten cuidado, Ru.
– Ten cuidado, Ru.
– Adiós, Hermes.
– Buen viaje.
La mujer desaparece entre los ordenadores, abandonados y las
cajas vacías.
los textos aparecerán en portada hasta el 4 de mayo, y luego habrá un enlace hasta el 18 de julio. ¡las entradas irán debajo de los dos textos!
Comentarios
Qué bien! Además estar a la par de While que es una gran escritora es un honor!
No se qué mas decir, estoy en clase y creo que la mitad se pregunta por qué he dado un salto! Un beso!
El de Mandarina Fruitti, me ha recordado a una foto de mi abuela, me ha encantado
y el de While, que decir, que cada día me gusta más Ru.
Por cierto enhorabuena a ti por el relato del concurso de While :)
¡Me ha hecho una gran ilusión verme aquí! >w<
Y bueno, decirle a estas dos comentaristas de arriba que miles de gracias, que me han hecho sonreír como nunca. ¡Gracias LaU, gracias Mandarina Fruitti! :)
muá(h)