Código: SHAMBARA (1)
Sus ojos son especialmente grandes. Negros, tanto como su pelo lacio.
Y siempre lleva esos finos y enormes pendientes de aro, trucados: no
precisan de agujero, tienen un imán que es fácil arrancarse de un tirón
para colocarse los pendientes en la muñeca, como pulseras. Así no hay
peligro de que se enrede con nada, y así Shambara puede seguir huyendo
por la ciudad saltando edificios como si en realidad andase. No da
saltos de película, ni es capaz de caer desde un séptimo piso sin
hacerse daño. Pero es ágil, y su cuerpo ha sido duramente entrenado para
hacer lo que hace; esto es, encontrar rutas imposibles, callejones,
tuberías, tejados, muros, para huir sin ser vista... o cazada, por lo
menos.
Una vez ha encontrado lo que busca, debe regresar a su guarida, hacia donde está yendo ahora, cargando con esa pequeña mochila negra a su espalda.
Jadeando, llega ese edificio que parece abandonado. Se agacha con una gran flexibilidad: incluso su ropa holgada y elástica es perfecta para permitirle hacer casi cualquier movimiento. Retira la madera que tapa un pequeño hueco, introduce la mochila y entra ella después, recolocando las tablas antes de reptar.
Sale a una pequeña habitación vacía y llena de polvo. El único ruido -aparte de su respiración levemente alterada- lo producen dos gigantescos ventiladores que giran lentamente sus aspas prendidos del techo.
Shambara llama a la puerta de grueso acero.
Una pequeña pantalla se ilumina en la puerta: sólo aparece un teclado.
Y un título.
CÓDIGO:
Una vez ha encontrado lo que busca, debe regresar a su guarida, hacia donde está yendo ahora, cargando con esa pequeña mochila negra a su espalda.
Jadeando, llega ese edificio que parece abandonado. Se agacha con una gran flexibilidad: incluso su ropa holgada y elástica es perfecta para permitirle hacer casi cualquier movimiento. Retira la madera que tapa un pequeño hueco, introduce la mochila y entra ella después, recolocando las tablas antes de reptar.
Sale a una pequeña habitación vacía y llena de polvo. El único ruido -aparte de su respiración levemente alterada- lo producen dos gigantescos ventiladores que giran lentamente sus aspas prendidos del techo.
Shambara llama a la puerta de grueso acero.
Una pequeña pantalla se ilumina en la puerta: sólo aparece un teclado.
Y un título.
CÓDIGO:
Comentarios
Me gusta este personaje :)
Un beso