¿Y qué pasa con nosotros?

-¿Por qué nunca llegaste a pedirte que nos casáramos?
El anciano suspira y mira a su mujer, igual de mayor. Con lo que les costó salir adelante al principio, y lo tranquila que es la vida ahora que no hay casi nada que hacer.
Lleva sesenta años esperando esa pregunta. En los cuarenta era imposible no casarse.
Ellos lo lograron.
-Pudiste pedírmelo tú.
Qué mentira más gorda. Y ella lo sabe, y sonríe.
-No. No en aquellos años.
-Cierto.
-No me has contestado.
-Sabes que nunca me gustaron los caminos fáciles.
-Sé que me querías tanto como ahora. Por eso sé que no nos arriesgarías con tal de ir en contra de la gente.
-Tienes razón. -admite. En su corazón pesaba desde hacía demasiado tiempo. -Supongo que siempre me ha dado miedo tu respuesta.

Comentarios

Carlos ha dicho que…
Oh! me ha encantado éste lo retwitteo :)
Un beso
Ah, bonito cambio de look
Sara Pérez ha dicho que…
Precioso... Muy bonito, en serio :)
Mandarina ha dicho que…
Qué bonito!me encantan las historias cuyos protagonistas no son jóvenes...
LaU ha dicho que…
No hace falta casarse, para demostrar que se quiere :)