Y el mar se abrió.

Le quiso como a ninguna otra cosa.
Podía pasar horas quieto, de pie, simplemente observándole. Sus movimientos siseantes, el brillo y la serenidad que emanaba.
El mar.
Con aquellos rizos azules cabalgados por la espuma, suavemente desembocando en las doradas playas. El cielo, tan azul que se fundía con él, o tan gris que no hacía sino resaltar su pureza, su luz.
Y él. Completamente prendado de su color, sus mareas, que gustaba de internarse en él con ropa y todo para, cuando el agua cubría su pecho, estirar los brazos y sentir aquella fuerza penetrando en él, en todo su ser, con un excitante poderío. Adoró siempre tanto esos segundos en los que podía permanecer sumido en el agua congelada, antes de que alguien se afanase en destrozar pérfidamente sus íntimos momentos. Y lloró tanto, tanto, cada vez que no podía pasar las horas del día viendo aquel curioso balanceo magnético, casi erótico, que ese mar parecía dibujar sólo para él.
Por eso, nadie debió haberse sorprendido cuando, desde los desiertos acantilados en los que le gustaba pasar el tiempo él mismo, le vieron acercarse a las olas con paso firme y seguro y, en cuanto sus rodillas quedaron inmersas en el agua salada, extender los brazos, ofreciéndose enteramente al fruto de su amor desmedido, ofreciendo su vida al mar.
Y tampoco debieron haberse sorprendido cuando las olas se abrieron, formando un exclusivo pasadizo para el enamorado del mar, un pasillo que él recorrió sin mirar atrás. Un pasillo por el que se alejó inexorablemente de las doradas playas hasta perderse mar adentro.
Ni debieron haberse sorprendido cuando el mar, después de haberse abierto, volvió a cerrarse, engullendo para siempre a ese hombre que se había atrevido a amarle, y que había penetrando a su interior.

Comentarios

galmar ha dicho que…
uau!
:) feliz tarde :))
LaU ha dicho que…
Precioso!
Mandarina ha dicho que…
Lindo!:) cada vez escribes mejor! Felices 50!
Adriana Potter♥ ha dicho que…
Es precioso!! :)
un beso
Carlos ha dicho que…
ME ha encantado
Un beso