Poesía para dos
Tenía pinta de poeta atormentado.
Sí, eso fue lo que la atrajo de él. Esos rizos descuidados, sus ojos claros y marcados por el sufrimiento, su silencio casi permamente. No fue otra cosa, ni su carácter, ni sus palabras, ni la armonía de su rostro. Nah, esas cosas solían funcionar con las demás, pero no con ella. Las pasiones, en ella, estaban desencadenadas por cosas que pasarían desapercibidas para otros.
Y lo que más le gustó a él de ella fue que nunca le interesó qué decían sus versos, ni le importó si hablaba de ella en su poesía o no: sólo quiso curarle el dolor que le causaban siempre. A veces un poeta necesita de alguien que no escuche lo que compone.
Sí, eso fue lo que la atrajo de él. Esos rizos descuidados, sus ojos claros y marcados por el sufrimiento, su silencio casi permamente. No fue otra cosa, ni su carácter, ni sus palabras, ni la armonía de su rostro. Nah, esas cosas solían funcionar con las demás, pero no con ella. Las pasiones, en ella, estaban desencadenadas por cosas que pasarían desapercibidas para otros.
Y lo que más le gustó a él de ella fue que nunca le interesó qué decían sus versos, ni le importó si hablaba de ella en su poesía o no: sólo quiso curarle el dolor que le causaban siempre. A veces un poeta necesita de alguien que no escuche lo que compone.
Comentarios
Un beso
Interesante entrada, y muy bonita :)
Un beso.
Me gustó mucho... :)
Un saludo
AH, lo de nuestro texto, es que he tenido unos problemillas así que espero que continuemos esta semana
Un besazo