Poesía para dos

Tenía pinta de poeta atormentado.
Sí, eso fue lo que la atrajo de él. Esos rizos descuidados, sus ojos claros y marcados por el sufrimiento, su silencio casi permamente. No fue otra cosa, ni su carácter, ni sus palabras, ni la armonía de su rostro. Nah, esas cosas solían funcionar con las demás, pero no con ella. Las pasiones, en ella, estaban desencadenadas por cosas que pasarían desapercibidas para otros.
Y lo que más le gustó a él de ella fue que nunca le interesó qué decían sus versos, ni le importó si hablaba de ella en su poesía o no: sólo quiso curarle el dolor que le causaban siempre. A veces un poeta necesita de alguien que no escuche lo que compone.

Comentarios

Adriana Potter♥ ha dicho que…
Me encanta como escribes :)
Un beso
Mandarina ha dicho que…
Genial!preciosisimo!mmm esta no es nada triste!
Anónimo ha dicho que…
A veces, o siempre. Está bien que haya gente que se fije en su persona, y no solo en su obra.
Interesante entrada, y muy bonita :)
Un beso.
Sara Pérez ha dicho que…
Regresan esos rizos, ¿eh?
Me gustó mucho... :)

Un saludo
Marla ha dicho que…
Suerte que se encontraron,entonces =)
Melodías Agridulces ha dicho que…
Hermoso Precioso Increíble ♥
Carlos ha dicho que…
La última frase es increíble, sería perfecta para el pié de página de la cabecera o etc...
AH, lo de nuestro texto, es que he tenido unos problemillas así que espero que continuemos esta semana
Un besazo