No me grites escapar

Puedo entender que te hayas enfadado tanto como para llamar reiteradamente estúpidas a dos de mis compañeras. Intuyo que no es fácil asumir que tu clase es capaz de hacer huir a los alumnos, así que, aunque me dé rabia, me guardaré los puños debajo de la mesa, almacenando mi rabia junto a mi archivador. Si ellas no son capaces de defendere, menos lo seré yo. Hace mucho que decidí que no voy a pelear las batallas perdidas de nadie, por mucho que me chille o llore mi corazón.
Te lo toleraré, porque tampoco tengo alternativa.
Pero, por favor, no vuelvas a gritarles que hay que ser estúpida para escapar aun cuando te ha visto al profesor. Es esa palabra la que revuelve mis entrañas, mi conciencia, mi carácter, aletargados.
Por lo que más quieras, no repitas que «no intentemos escapar». Porque eso lo único que conseguirá será reavivar el fuego que poseí un día, que sacrifiqué para ahorrarme problemas, pero que me quema por dentro cada vez que nos chillas.
Porque decirnos eso a gritos sólo me da la vomitiva sensación de que esto es una cárcel de la que ya es imposible escapar.

Comentarios

While ha dicho que…
(sabes que me ha gustado, y más cuando se a ciencia cierta de que esto es así)
Carlos ha dicho que…
Me ha gustado muchísimo :)
Un beso