Cuestión de principios

No.
Ella no me apuntaba con un arma. No habría sido capaz, pero tampoco lo necesitaba.
Sus ojos traspasándome eran de por sí como puñales envueltos en llamas.
Yo, crucificado por la fuerza que emanaba, tragué saliva.
Cuando recorrí cada centímetro de su cuerpo, cuando me refugié en sus labios, cuando me dejó desnudar su alma. Nunca entonces vi sus ojos, no de veras.
-No voy a decirte lo que quieres oír. -solté con el último atisbo de dignidad que su mirada y mi cuerpo trémulo no habían destrozado.
Enarcó una ceja.
-¿Lo que quiero? Estás muy equivocado si crees que buscar la verdad es querer oírla.
-¿La verdad? -repetí con una rebeldía que ya consideraba extinta. -¡La verdad...!
Ni siquiera se movió. Ni me atacó. Ni quitó el seguro de la pistola que no portaba.
Pero no importó. Yo me derrumbé. Bajé la cabeza.
Las pupilas altivas que no toleraban insulto alguno me hacían más daño que ninguna otra arma, y se dilataron de placer al ver la lágrima escapando de mis párpados cerrados.
-La verdad es lo que tú quieres oír. -cedí con un hilo de voz. Ella oyó.
Sonrió con orgullo.
-Al fin lo comprendes.
____-----*****-----_____-----*****-----_____-----*****-----_____-----*****-----_____
me voy el viernes y el finde, el lunes/domingo me pasaré por los blogs (:

Comentarios

Mandarina ha dicho que…
Mmmmm complicado! pero no se, tiene una cadencia.....:) Te espero en mi blog cuando regreses, como siempre!
Melodías Agridulces ha dicho que…
Me gsutó, me gustó :)
LaU ha dicho que…
Genial como siempre! Pasalo bien el finde :)
Carlos ha dicho que…
Guau ha sido precioso
Un beso
Anónimo ha dicho que…
Interesante, no lo entiendo del todo, pero eso lo hace más intrigante.
Un beso :)
Un lobo durmiente ha dicho que…
es interesante, aunque no lo entiendo demasiado bien, pero sigues escribiendo de miedo, y no pares por nada del mundo. ¡Te lo dice "alguien" que sabe lo que dice!