Historia de p a p á y sus nenas

Le esperábamos las dos juntas, siempre, únicamente acompañadas por unos refrescos con mucha cafeína. ¿Cómo aguantar, si no, hasta tan tarde?
Cuando volvía y bajaba del coche, estallábamos en gritos de ilusión y corríamos hasta él. Lanzaba una carcajada y nos cogía, a cada una en un brazo, arrojando lo que quedaba de los refrescos al suelo. Nos llevaba en volandas hasta el interior de la casa: luego nos arrojaba sobre su cama. Se armaba con un libro, se ataba la corbata alrededor de la frente y, con gestos exagerados, nos leía la historia. Nuestra preferida siempre fue La caída de la Casa Usher. Sí, lo que nuestro padre nos leía cada noche cuando éramos crías eran historias de terror de Poe. Con ojos brillantes y las manos entrelazadas, nos encogíamos cada vez que un grito, un golpe, una ventana, estremecía la Casa Usher, y a nosotros con ella.
Después del miedo, de la tensión, ni toda la cafeína del mundo podía mantenernos en pie. Prácticamente nos desplomábamos en la cama de mi padre, con las manos aún enlazadas; él sonreía y nos llevaba a nuestras camas, donde nos arropaba con todo el amor del mundo.
No pudo durar mucho más, era una de esas cosas tan bonitas que no pueden ser mancilladas por el paso del tiempo, que siempre se van antes. Pronto, las mágicas palabras y los gestos de mis padres se apagaron para siempre; nunca volvimos a oír La caída de la Casa Usher de su boca. Un cruel destino nos arrebató a aquel padre que apenas podíamos ver, igual que nos quitó una madre años atrás.
Pero, cuando crecimos, nunca olvidamos la maravillosa historia de amor que mi padre nos transmitía cuando leía ese cuento de terror.
La Casa Usher siempre llevará, para nosotras, el subtítulo imborrable que él añadía, mirándonos con ojos brillantes: «la historia de  p a p á  y sus nenas».
_______
Feliz año nuevo

Comentarios

Gnomish ha dicho que…
Feliz año!
Mañana publicaré tu relato para que voten ^^